Las fajas térmicas para adelgazar son un tipo de recurso que se puede encontrar en una completa variedad de marcas y prendas, que prometen ayudarnos a recudir algunos centímetros en el mínimo tiempo posible. Sin embargo, conviene saber estas fajas no te van a ayudar a perder peso, no quemarán grasas, ya que la única manera de poder hacerlo es mediante un entrenamiento exhaustivo, así como mediante una dieta equilibrada.
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El objetivo de una faja térmica es lograr distribuir la grasa localizada, de manera que esta no esté concentrada; la repartirá dando el efecto de que, efectivamente, tenemos un vientre mucho más listo. Pero recuerda que esto es tan solo un efecto; si las usamos de forma regular (siempre y cuando tengamos en consideración ciertas cuestiones de seguridad), podemos mantener el abdomen de esta manera. Sin embargo, no son un recurso que eliminará la grasa por si sola.
A continuación, te hemos preparado un pequeño texto con todo lo que debes de saber sobre estas fajas.
Logran su efecto basándose en dos factores clave:
De la misma manera que cuando vamos a algún establecimiento nos esforzamos mucho para encontrar la talla que mejor nos va a quedar; esto mismo lo deberíamos hacer cuando compramos una faja térmica. Ya hemos hablando de que consiguen el efecto de adelgazamiento a base de comprimir la zona. Si elegimos una talla más reducida de lo que debería, esta presión puede ser extrema. Podría irritar la zona, o hasta bloquear la circulación sanguínea, produciendo trompos, o todo tipo de problemas que deberíamos de sopesar. Si tenemos algún tipo de lesión, o problema relacionado, antes de comprar la faja habría que ponerse en contacto con un médico para que pudiera aconsejar o desaconsejar su uso.
Otro de los criterios a basarse para elegir faja reductora térmica es apostar por un material que favorezca la transpiración. Si el calor que se nota en la zona en la que se ha colocado es excesivo, será completamente incómoda de llevar, sobre todo cuando nos demos cuenta de que estamos sudando de una forma más que considerable. Es por esta razón, por la que tendremos que elegir un tipo de material que favorezca la transpiración; es decir, que sigamos recibiendo la cantidad de calor adecuada para tratar esa zona, pero siempre y cuando no sea excesivo.
También tendremos que sopesar si vamos a comprar fajas térmicas que sean rígidas o no. Aquellas que son rígidas, consiguen este efecto a través de una serie de piezas internas que reciben el nombre de varillas. Suelen estar fabricadas en materiales plásticos o metálicos, ayudando a moldear el cuerpo de la forma deseada, así como a conseguir una buena presión si la estamos usando para poder recuperarnos de una determinada lesión. Ahora bien, considera que este tipo de faja son mucho más incómodas de utilizar, por lo que tendremos que es posible que tengamos que hacer algún que otro sacrificio.
Existen fajas térmicas que han sido diseñadas para poder adaptarse a una zona en concreto (cómo puede ser al vientre o a las piernas), y otros modelos más avanzados que pueden cubrir varias zonas. Estas últimas son las más recomendables, pero también es cierto que son más complicadas de encontrar, además de que con ellas se nos puede disparar el precio.
Cuando ya hayamos estudiado todos los criterios anteriores, tan solo restará echar un vistazo al precio. Aquellos modelos de fajas reductoras térmicas de gama baja nos pueden salir por unos 6€ más o menos, también existen modelos que rondan los 12€, y algunos que llegan a los 30€
Sabemos que el precio es un criterio importante, pero en ningún momento debe de ser lo que más prime. Apuesta por marcas de calidad, que te garanticen modelos duraderos, y luego escoge un precio que se ajuste a lo que quieres pagar por ellas.